Juan Mayorga, Teatro 1989-2014
Ilustraciones
de Daniel Montero Galán / Prólogo de Claire Spooner
de Daniel Montero Galán / Prólogo de Claire Spooner
La uÑaRoTa, Segovia, 2014.
776
páginas
páginas
Una vez más pone de manifiesto La uÑa
RoTa la precariedad, la fugacidad y la dispersión que aqueja a la edición
teatral en España, donde el autor que da a las prensas sus textos lo hace
resignándose de antemano a que aparezcan sin orden ni catálogo en publicaciones
ad hoc de distintos premios, en revistas especializadas o en colecciones apenas
visibles en las librerías. La editorial segoviana, con su serie de “Libros
robados” –que acoge, entre otros, Cenizas escogidas de Rodrigo García, así como La casa de la fuerza y El centro del
mundo de Angélica Liddell–, dignifica y normaliza la publicación de
volúmenes dramáticos ambiciosos, y conquista para ellos una más que merecida
presencia en el panorama literario.
RoTa la precariedad, la fugacidad y la dispersión que aqueja a la edición
teatral en España, donde el autor que da a las prensas sus textos lo hace
resignándose de antemano a que aparezcan sin orden ni catálogo en publicaciones
ad hoc de distintos premios, en revistas especializadas o en colecciones apenas
visibles en las librerías. La editorial segoviana, con su serie de “Libros
robados” –que acoge, entre otros, Cenizas escogidas de Rodrigo García, así como La casa de la fuerza y El centro del
mundo de Angélica Liddell–, dignifica y normaliza la publicación de
volúmenes dramáticos ambiciosos, y conquista para ellos una más que merecida
presencia en el panorama literario.
Así,
su último volumen, Teatro 1989-2014,
rescata del maremágnum bibliográfico veinte de las piezas originales de Juan
Mayorga. En él encontramos, por tanto, la mayor parte de su producción, a
excepción de su Teatro para minutos
(Ñaque, Ciudad Real, 2009) –veintiocho obras breves que en muchos casos
contienen el germen de estas obras mayores– y de sus numerosas versiones y
adaptaciones de clásicos, como Platonov
de Chéjov o Un enemigo del pueblo de
Ibsen.
su último volumen, Teatro 1989-2014,
rescata del maremágnum bibliográfico veinte de las piezas originales de Juan
Mayorga. En él encontramos, por tanto, la mayor parte de su producción, a
excepción de su Teatro para minutos
(Ñaque, Ciudad Real, 2009) –veintiocho obras breves que en muchos casos
contienen el germen de estas obras mayores– y de sus numerosas versiones y
adaptaciones de clásicos, como Platonov
de Chéjov o Un enemigo del pueblo de
Ibsen.
Teatro 1989-2014 nos adentra en
veinticinco años de dedicación dramática de un autor que “avanza con toda
humildad y con toda firmeza, guiado por la alianza que ha contraído con la
escritura, y comprometido con la misión, la lucha –y el milagro– que el teatro
está llamado a significar para todos nosotros”, en palabras de Claire Spooner.
No estamos, pues, ante una mera recopilación de textos, sino ante el conjunto
de una obra vertebrada que, de la primera pieza a la más reciente, crece con un
sentido. Sujeta a una voluntad de búsqueda de la verdad, la escritura de Juan
Mayorga va ganando en complejidad moral y, paradójicamente, también en
inteligibilidad. Progresivamente el autor despliega una observación del ser
humano más honda y precisa; en vez de ceder a la tentación de sentar su cátedra
sobre ella, opta por mostrarnos la caleidoscópica multiplicidad de las
conclusiones posibles. Una y otra vez, desarrolla temas y motivos recurrentes
sin agotarlos ni extinguirlos, de manera que reconocerlos a lo largo de las
obras –esto es, de los años– tiene mucho de reencuentro afectuoso, prometedor y
cómplice: sus deliciosos animales filósofos de Últimas palabras de Copito de Nieve, La tortuga de Darwin y La paz
perpetua, sus mapas en El cartógrafo
o Los yugoslavos, sus bibliotecas
ordenadas a conciencia… Además, aborda significativamente episodios ambiguos –históricos
o de actualidad– de un modo altamente revelador y plenamente verosímil dentro
de la convención teatral mediante la construcción de ficciones como El jardín quemado, Cartas de amor a Stalin, Himmelweg,
Animales nocturnos, Hamelin o Reikiavik.
veinticinco años de dedicación dramática de un autor que “avanza con toda
humildad y con toda firmeza, guiado por la alianza que ha contraído con la
escritura, y comprometido con la misión, la lucha –y el milagro– que el teatro
está llamado a significar para todos nosotros”, en palabras de Claire Spooner.
No estamos, pues, ante una mera recopilación de textos, sino ante el conjunto
de una obra vertebrada que, de la primera pieza a la más reciente, crece con un
sentido. Sujeta a una voluntad de búsqueda de la verdad, la escritura de Juan
Mayorga va ganando en complejidad moral y, paradójicamente, también en
inteligibilidad. Progresivamente el autor despliega una observación del ser
humano más honda y precisa; en vez de ceder a la tentación de sentar su cátedra
sobre ella, opta por mostrarnos la caleidoscópica multiplicidad de las
conclusiones posibles. Una y otra vez, desarrolla temas y motivos recurrentes
sin agotarlos ni extinguirlos, de manera que reconocerlos a lo largo de las
obras –esto es, de los años– tiene mucho de reencuentro afectuoso, prometedor y
cómplice: sus deliciosos animales filósofos de Últimas palabras de Copito de Nieve, La tortuga de Darwin y La paz
perpetua, sus mapas en El cartógrafo
o Los yugoslavos, sus bibliotecas
ordenadas a conciencia… Además, aborda significativamente episodios ambiguos –históricos
o de actualidad– de un modo altamente revelador y plenamente verosímil dentro
de la convención teatral mediante la construcción de ficciones como El jardín quemado, Cartas de amor a Stalin, Himmelweg,
Animales nocturnos, Hamelin o Reikiavik.
Los
méritos literarios y teatrales de la escritura de Mayorga resultan evidentes a
estas alturas, cuando goza ya de un justo reconocimiento. Los de este esperado
volumen, también: no sólo recoge la principal producción del dramaturgo,
brindando así al lector la posibilidad de conocerla y disfrutarla de lleno,
sino que le concede un lugar duradero a La
lengua en pedazos, esa magnífica obra –galardonada con el Premio Nacional
de Literatura Dramática y llevada a los escenarios bajo la dirección del propio
autor por su compañía La Loca de la Casa– cuyo magistral uso del lenguaje y de
la dialéctica bastaría para reconocer en Juan Mayorga al escritor que es.
méritos literarios y teatrales de la escritura de Mayorga resultan evidentes a
estas alturas, cuando goza ya de un justo reconocimiento. Los de este esperado
volumen, también: no sólo recoge la principal producción del dramaturgo,
brindando así al lector la posibilidad de conocerla y disfrutarla de lleno,
sino que le concede un lugar duradero a La
lengua en pedazos, esa magnífica obra –galardonada con el Premio Nacional
de Literatura Dramática y llevada a los escenarios bajo la dirección del propio
autor por su compañía La Loca de la Casa– cuyo magistral uso del lenguaje y de
la dialéctica bastaría para reconocer en Juan Mayorga al escritor que es.
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