«CHARLA SOBRE TEATRO» DE FEDERICO GARCÍA LORCA

  2 de febrero de 1935

El
teatro se debe imponer al público y no el público al teatro. Para eso, autores
y actores deben revestirse, a costa de sangre, de gran autoridad, porque el
público del teatro sois como los niños en las escuelas: adoráis al maestro
grave y austero que exige y hace justicia, y llenáis de crueles agujas las
sillas donde se sientan los maestros tímidos y adulones, que ni enseñan ni
dejan enseñar. Al público se le atrae, se le engaña, se le educa y se le da,
sin que él se dé cuenta, no gato por liebre, sino oro por liebre. Hay que
mantener actitudes dignas, en la seguridad de que serán recompensadas con
creces. Lo contrario es temblar de miedo detrás de las bambalinas y matar las
fantasías, la imaginación y la gracia del teatro, que es siempre, siempre,
siempre, un arte, y será siempre un arte excelso. Un gran arte que nace con el
hombre que lo lleva en lo más noble de su alma y que cuando quiere expresar lo
más profundo de su historia y de su ser lo expresa representando, repitiendo
actitudes físicas. 

Arte por encima
de todo. Desde el teatro más modesto al más encumbrado se debe escribir la
palabra arte en salas y camerinos,
porque si no, vamos a tener que poner la palabra comercio o alguna otra que no me atrevo a decir. El teatro necesita
dinero, y es justo y vital para su vida que sea motivo de lucro; pero hasta la
mitad nada más. La otra mitad es depuración, belleza, cuido, sacrificio para un
fin superior de emoción y cultura. 

Y,
del mismo modo que cuando un collar de perlas pierde su oriente hay que
devolverlo al agua del mar para que lo vuelva a tener, cuando un arte necesita
jugos hay que volver a buscar sus raíces para refrescarlas de nuevo y que
surjan inéditas flores. El teatro necesita volver a la tierra para cobrar
nuevos bríos. Hemos olvidado el clima de un teatro entero y al olvidarlo se nos
ha convertido en agua sucia la sangre poderosa que llevábamos en las venas. 

Mis palabras las
dicta el entusiasmo y la seguridad. No soy un iluso. He pensado mucho –y con frialdad-
lo que pienso. Yo sé que la verdad no la tiene el que dice “hoy, hoy, hoy”
comiendo su pan junto a la lumbre, sino el que serenamente mira a lo lejos la
primera luz en la alborada del campo. 

Yo
sé que no tiene razón el que dice “Ahora mismo, ahora, ahora” con los ojos
puestos en las pequeñas fauces de la taquilla, sino el que dice “Mañana,
mañana” y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo.

Este fragmento de la «Charla sobre teatro» de Federico García Lorca 
formó parte del espectáculo «Mañana, mañana. El Teatro Inconcluso» 
de la compañía Cos de Lletra (2010-11).

«Mañana, mañana. El Teatro Inconcluso de Federico García Lorca.»
Compañía Cos de Lletra.

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